© 2013-2017 Cristina Merino Navarro


jueves, 30 de enero de 2014

Perfilé mis dedos entre el agua.
Había balsas para surcar mis mejillas,
Anegadas.
El quejido de mi voz sin pronunciar se anunciaba
Sola, con el silencio.
Jamás podría aguantar mi corazón.
Jamás así, con tantas dudas,
Con pocos miedos.
La sangre se despedazaba por mi cuerpo.
Prueba escrita quizás de otros lamentos que no conocía.
Las cicatrices se perdieron
Entre los recuerdos de los demás.
Dejé que la memoria no existiera
Que el agua me purificara,
Que me inundara y jodiera los cimientos.
Que rompiera la cuerda que me aguantaba,
Para así nadar entre esas aguas oscuras
Donde no me encontraba con ningún Dios.
Tampoco hacía falta.
Donde la nada era el bálsamo que curaba a mi mente,
Envenenada,
Sirvienta, vasalla,
De lo que ocurrió en otra vida.

30.01.2014

C.Merino

lunes, 20 de enero de 2014

No he vuelto a soñar.
No desde que no existen las calles.
Han desaparecido las luces de mis ojos
Y las tinieblas me han abandonado.
No he vuelto, por si me encontrabas.
Sentía miedo de tus esperanzas
De un optimismo desconocido.
No tenía valor que pulir
Ni nada que enseñarte.
Ni mis pesadillas te valían.
Ya no he vuelto a soñar.
La culpa es de tus palabras.

20.01.2014

C. Merino

miércoles, 15 de enero de 2014

Las palabras ya no se formulan
En mi garganta
Mascullante de sangre.
El desastre
Tras las ruinas
De los susurros de mi cráneo.
No se han vuelto a escuchar tus dedos
Que sangraron en otro dueño
Que lloraron
Otras almas, otros pies, 
Por seguir el camino correcto.
No te hemos vuelto a ver,
Cuando no te escondías,
En ningún otro ventrículo,
Musa, en ninguno.
Dónde no te escondes.
Dónde
No
Lo
Haces
Así, sin punto, 
sin ninguno de ellos.

15.01.2014
C. Merino